lunes, 7 de julio de 2008

Orgullo Gay: leones y corderas

Si, soy de esos. Soy el típico habitante de Madrid que aprovecha el más mínimo descuido para marcharse de la ciudad. Pero este fin de semana no fue así. El agotamiento acumulado de la suma de una despedida de soltero y mi mudanza me impidieron meterme 600 kilómetros entre pecho y espalda para ir a ver a mis congéneres gallegos. Puedo decir que, en este caso, no tengo queja. Quedarme me ha permitido disfrutar de un evento de gran magnitud: la fiesta del Orgullo Gay. Dado que ahora vivo en Malasaña, y Chueca me queda a tiro de piedra, no tuve muchos problemas para disfrutar de la festividad al completo, incluso mientras dormía. Este fin de semana se han reunido en Madrid miles de personas de todo el mundo (no es una forma de hablar) para festejar que… son gays. Si, compañeros, esa es la movida. Los heterosexuales no tenemos ni puta idea de cómo explotar mediáticamente nuestra condición sexual. Hombres y mujeres en pelotas en los balcones, drag queens y travestis dando shows por las calles, las carrozas, … una pasada. En Chueca había de todo: gays, lesbianas, bisexuales, … pero también parejas heterosexuales, grupos de chicas y… por supuesto… “esos”. Supongo que sabéis a quien me refiero. Los llamados “cazadores de camuflaje”. Hablo de esas pandillas de chicos heterosexuales que, envueltos en el atuendo más gay que puedan adquirir de entre su vestuario personal, pasan desapercibidos entre la muchedumbre. Su objetivo: encontrar un grupo de chicas que los tomen por gays, pasarse la noche con ellas de borrachera y, cuando las chicas lleven ocho copas encima (cada una, se entiende), saltar sobre la presa cual león que espera agazapado al paso de la gacela. La llamada táctica del “gay que no es gay, es cierto, te mentí, ya me voy vistiendo por las escaleras”. Y funciona, joder si funciona!!!. Fueron muchas las chicas que vi comiéndose la boca con chicos maquillados y ataviados con un pantalón vaquero de colorines y una camiseta ceñida de rejilla. Menudos cracks. El cazador nocturno de fin de semana sabe como adaptarse a casi cualquier situación, y ni siquiera una multitudinaria reunión de homosexuales puede arruinar sus planes. Es la picaresca que nunca ha faltado en nuestro país (nación, estado, conjunto de naciones, región europea, hoy no estoy para discusiones de ese tipo). Después de todo, el Lazarillo de Tormes es español, y aquí todo el mundo sabe como buscarse la vida.

Y como mensaje a todas esas chicas que han caído en las garras de estos avispados depredadores urbanos, decirles que eso es lo que hacen los hombres: querer mujeres. No sabemos hacer otra cosa, así que no nos culpéis por ello. “Donde haya una mujer, hay un hombre trabajando en la situación” (J. Seinfeld). Os dejo un ratito con este monstruo del stand-up.

5 comentarios:

Salomón dijo...

¿Y cómo hiciste tú? ¿Te pusiste tu pañuelito de colores en la cabeza?

Seguro que al final amaneciste con un rudo marinero de camiseta a rayas abrazado en tu rellano... y si no fue así ¡Es lo que merecías!

¡Me puse la frente morena esperandote en la puta parada de metro!

Te perdono...

Danny Boy-Rivera dijo...

La verdad es que menos mal que me trajiste tú de vuelta en coche de la barbacoa de Angel, porque sino me esnafro por el camino fijo... Ya bastante suerte he tenido en no volver con un agujero de flecha en el culo.

Un besiño Salomon!!!

Me perdonas... de verdad?

Salomón dijo...

Con la flecha lo intenté, pero se conoce que me falla el pulso.

Que sí... que te perdonoooo...

Anónimo dijo...

Joder Dani, en las carrocillas... no esperaba menos de ti...

Batman

Danny Boy-Rivera dijo...

Por muchos sistemas de seguridad que pongo se me siguen colando comentarios de superheroes en el blog...

Saludos batman!!!

(y no te hagas el despistado que yo tambien te vi en la cabalgata...)